Sobre quienes nos representan
Sobre quienes nos representan como afrocolombianos, negros, raizales y
palenqueros al Congreso
Por primera vez una mujer negra es
precandidata a la presidencia con posibilidades de llegar a ser, al menos,
elegida como vicepresidenta de la república
Por: Jaime Rivas Díaz | enero
20, 2022
Por estos días, muchos afrocolombianos y afrocolombianas, profesionales o líderes sociales afro, andan promoviendo sus nombres para que en la contienda politica que se avecina sean elegidos ya sea como representantes a las curules de comunidades negras de la cámara de representantes o como senadores o incluso como presidentes de Colombia.
Este es un momento histórico muy
importante dada la cantidad de personas y de espacios que pudieran tener los
distintos afrocolombianos elegidos al congreso nacional.
Varios temas hacen de este momento
uno muy particular en la historia de Colombia: por primera vez una mujer negra
es precandidata a la presidencia con grandes posibilidades de llegar a ser, al
menos, elegida como vicepresidenta de la república. Y por esa misma línea hay
otras y otros con posibilidades de llegar al senado y a la cámara de representantes.
Algunos de los precandidatos se
presentan como representantes del proceso organizativo afrocolombiano que
motivó la ley 70 de 1993, han estado en la lucha organizativa de la población
afro resistiendo las amenazas, el desplazamiento y las masacres, muertes que
han sido el pan del día en los territorio ancestrales, especialmente en la
región del Pacífico colombiano y el norte del Cauca.
Otros y otras llegan de las
universidades, de otros movimientos sociales, y todos pensando que pueden
ayudar a cambiar la situación del pueblo afrocolombiano, negro, raizal y
palenquero de Colombia.
Al contrario, no es claro el
compromiso de otras y otros, que cooptados y cooptadas por movimientos de
partidos tradicionales parece haber sido escogidos como parte de una estrategia
de marketin electoral que les permita llegar al voto afro y afirmar en público
su amor por las diferencias cuando en privado la desconocen o detestan.
Quienes al final lleguen a ocupar sus
curules tienen grandes retos, aquí queremos señalar uno de los más importantes:
la continuidad de la reglamentación de la Ley 70 de 1993.
Una de las políticas más efectiva
para el beneficio de los afrocolombianos, negros, raizales y palenqueros de
Colombia ha sido la Ley 70 de 1993. Politica pública construida con
participación del liderazgo afro del Pacífico y el Caribe colombianos, un
proceso de movilización singular, sin par en la historia de Colombia que ha
garantizado la educación superior a muchos jóvenes afrocolombianos que sin esta
ley no lo habrían logrado, así como se garantizó el derecho a las tierras de
comunidades negras mediante los títulos colectivos y los consejos comunitarios.
Y no se hizo más porque esta politica
fue cancelada por el gobierno uribista en el poder. Cuatro de los capítulos de
la ley 70 siguen sin reglamentar: Capítulo IV, Uso de la tierra y protección de
los recursos naturales y del ambiente, el V, Recursos Mineros, el VI,
Mecanismos para la protección y desarrollo de los derechos y de la
identidad cultural y Capitulo VII Planeación y fomento del desarrollo económico
y social. Esta es parte de la deuda histórica de la sociedad colombiana con la
población negra, afro, raizal y palenquera.
La ley 70 de 1993 fue producto de un
proceso de movilización social inspirado por el artículo 51 de la Constitución
de 1991. Ese movimiento se construyó sobre la base de cuatro principios
orientadores: 1, el derecho al ser, 2, el derecho al territorio, 3, el derecho
a una opción de vida propios y 4 la solidaridad afro.
Nuestros representantes tendrían la
oportunidad de hacer reales estos principios si gestionan las leyes que se
requieren para que esto sea real. Hoy por hoy estos principios convertidos en
derechos constitucionales son invisibilizados tanto por los gobiernos del
estado y sus aliados en las grandes empresas exportadoras e importadoras y
terratenientes, así como por los grupos armados que luchan desde todos los
lados por el control de los capitales que produce el negocio del tráfico de la
cocaína.
Es una gran oportunidad de dar un
salto cualitativo en las condiciones sociales y económicas de nuestras
poblaciones, se requiere de sus representantes una minga en el congreso para
promover esta reglamentación actualizada a las nuevas condiciones que viven las
poblaciones afrocolombianas.
Los gobiernos uribistas detuvieron el
desarrollo de la reglamentación de la Ley 70 porque esta politica recoge un
pensamiento alternativo al programa del capitalismo salvaje y criminal
que imaginan las elites nacionales, es una alternativa desde la propuesta del
uso adecuado del territorio, de la pregunta de quienes somo los afros y quienes
los colombianos, y propone el derecho a una alternativa de desarrollo propio.
Uno solo esperaría que sean fieles al
proyecto de libertad, autonomía y grandeza que nos legaron los abuelos, que
luchando contra los amos y las muchas formas de esclavizarnos, construyeron
pese a la marginalidad y la explotación, la maravilla que somos.
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