De alcaldes y problemas municipales: de las buenas intenciones a la capacidad técnica y política para gobernar.

De alcaldes y problemas municipales: de las buenas intenciones a la capacidad técnica y política para gobernar

Los problemas que atraviesa el municipio de Tumaco, como otros municipios de la subregión, no son solo morales; es decir; no es que la inmoralidad de los alcaldes, que los lleva a robarse la plata del municipio, sea el único problema. Tumaco, especialmente, ha ido acumulando una serie de problemas complejos, difíciles de resolver, que se traslapan, se influencian y se entrelazan de tal manera que la complejidad de su entendimiento se les ha escapado a los gobernantes anteriores.

Por dar algunos ejemplos: la politiquería, como expresión de la cultura política local, impactó en los años noventa la calidad de la educación primaria y secundaria con la contratación se profesores no preparados para ese oficio: el resultado no se hizo esperar, bajó la calidad de la educación en Tumaco al punto que en la primera década del dos mil llegamos a tener los peores puntajes del ICFES a nivel nacional. Esta situación implicó que bachilleres y estudiantes universitarios presentaran problemas académicos graves como una cultura letrada muy incipiente, lo que los alejó de la formación profesional y sin suficientes profesionales no hay quien le ponga el pecho, el conocimiento y la experiencia a los problemas que vivimos actualmente.

Algo parecido ocurrió con la coca: al ser incapaces de controlar la ampliación de los cultivos ilícitos y su influencia en la producción rural, pronto  nos vimos en medio de un conflicto armado que desplazó buena parte de la población rural a la zona urbana, rompió el tejido social y asesinó y desapareció a cientos de personas, ocasionando otros problemas como la invasión de terrenos y la formación de barrios informales, la aparición del mototaxismo como fuente de trabajo para jóvenes y adultos desplazados, la violencia social, ente otros.

Actualmente, nuestra pobreza es tal que los recursos naturales que han sustentado nuestro modo de vida tradicional se están deteriorando a ritmo cada vez más rápido: con la explotación intensiva de maderas y la destrucción de los bosques no solo se pierde el recurso maderero sino que se afecta el ecosistema donde viven aves, mamíferos y otros animales que enriquecían la dieta familiar tradicional afrocolombiana en estas zonas. Ríos como el Mira y el Rosario ya no tienen bosques y la producción local no alcanza para cubrir sus necesidades.

Eso mismo ha pasado con los ríos contaminados por la agroindustria y las poblaciones que no tienen otro alcantarillado que el río. Allí se acabaron los peces, los lagartos, y otras especies del consumo diario. Quedan algunos refugios, pero esos también están siendo atacados para cultivar coca.

Por último, el Estado colombiano cambió. Cada vez más los procedimientos que hacen parte de los procesos de administración de los recursos estatales, la ejecución y monitoreo de los proyectos, dependen de que el funcionario no solo tenga conocimientos del área de su responsabilidad sino que tiene que moverse en el mundo del automatismo de los computadores, el lenguaje de los sistemas, de la planeación estratégica, de la formulación de proyecto, además del volumen de leyes  que regulan cada acto administrativo. En este asunto seguimos siendo bastante débiles, dados los ejemplos de alcaldes y funcionarios acusados y hasta encarcelados  por desconocer una determinada ley en sus decisiones.

Todo esto nos lleva a creer que  no es solo un problema de buena voluntad, hay que tener conocimiento técnico de la administración del Estado ya sea en los municipios como en el distrito. Lo que nos lleva a pensar en la necesidad de que los equipos de los candidatos a ser elegidos como alcaldes tengan esa capacidad técnica además del don de la ética y el compromiso moral para cuidar los recursos de todos así como el compromiso con la población y el territorio donde son elegidos.

Jrd. Pacifico colombiano. 2019

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