GENTE ENTINTADA Y PARLANTE DEL PACÍFICO COLOMBIANO..

GENTE ENTINTADA Y PARLANTE  DEL PACÍFICO COLOMBIANO..
Aportando a la Construcción de la Literalidad en la Cultura Negra/Afrocolombiana del Pacífico Colombiano


Por Jaime Rivas D.
Comunicador Popular del Pacífico
Santiago de Cali, octubre de 2001


Palabras preliminares.

Cuando se  trata de historiar el pasado y evaluar desde el presente una experiencia en la que uno ha participado, nos enfrentamos a la necesidad de mirar hacia atrás con la convicción de que nuestro conocimiento actual modifica necesariamente nuestra representación de lo que ese pasado significó en su momento. Es posible que aquello que se valoró de una forma en el pasado, ahora se valore distinto. Por esto es necesario que también nuestra mirada sea criticada. En este caso, mi mirada de lo que fue GEP es distinta a la que tuve cuando fui su promotor. En este sentido, creo que este ejercicio se justifica si nos permite –a quienes participamos o conocimos del proyecto- aprender de los éxitos de igual forma que de los fracasos, de los aciertos como de los errores.

Un punto de partida.

En 1993 la Casa de la Mujer de Tumaco nos[1] solicitó diseñar un afiche para celebrar el Día Internacional de la Mujer. Concertamos el diseño y al final en el afiche ubicamos la ilustración de una mujer afrocolombiana desnuda con un bebé en sus brazos, igualmente desnudo.  Cuando el afiche se empezó a distribuir en la ciudad, se nos hicieron varias críticas, entre ellas, que la mujer era muy bembona, que las negras no eran así, que por qué tenía que ser una mujer negra ilustrada de esa manera?.

La ilustración había tratado de acercarse en lo posible a la fisonomía de una mujer negra, con el cabello rizado, piel oscura, nariz pequeña, labios gruesos, entre otros rasgos propios de muchas mujeres afrocolombianas del Pacífico; sin embargo, a muchas de las mujeres, sobre todo aquellas de origen urbano y letradas, que recibieron en Tumaco este afiche, la ilustración no les gustó.

Casi diez años después, en la ciudad de Cali se ha celebrado un Encuentro de Mujeres productoras del Pacífico donde se ha usado como imagen del afiche promocional los rostros de dos mujeres negras, en este caso, liderezas de la costa caucana.  Las expresiones que hace diez años fueron criticadas en la ilustración, resaltan en la fotografía y el afiche no ha propiciado una crítica negativa sino que se ha visto como un identificador válido de las mujeres negras del Pacífico.

Otros datos: en el mismo Encuentro de Mujeres las participantes, durante sus exposiciones y discusiones, acudían permanentemente a la copla como instrumento de comunicación de los temas más variados; y uno de las procesos de mujeres más fuertes de la región, la Red Matamba y Guasá de la costa caucana, confirmó que entre sus proyecciones tiene la Comunicación Popular como una estrategia de fortalecimiento de su proceso organizativo.

Entre uno y otro caso, se extiende la década del noventa del siglo anterior, años de duras transformaciones en la vida y en la simbología de las comunidades de la región del Pacífico colombiano; años en que florecieron las Fundaciones de Comunicación Popular en Tumaco, Barbacoas, Guapi, Buenaventura, Bahía Solano e Istmina; los años del At. 55 y la Ley 70,  el Proceso de Comunidades Negras, la Titulación Colectiva de los Territorios de Comunidades Negras, del surgimiento de la Biodiversidad como tema centralizador de políticas para la región,  y del trabajo de género y, época en que la región soportó la más fuerte intervención estatal y empresarial en el propósito de “desarrollarla”.

En este artículo se describe el proyecto Gente Entintada y Parlante GEP, en el contexto del desarrollismo de  los años ochenta y noventa del siglo XX, en el  Pacífico Colombiano, y se  indaga sobre sus posibles impactos en las representaciones sociales que los afrocolombianos tenían y tienen ahora de si mismos y de su región. Se presentan las prácticas introducidas, su visión y relaciones con la cultura negra-afrocopacífica, con el desarrollo como discurso, y se discuten algunos tópicos relacionados con la Comunicación Popular.

El proyecto Gente Entintada y Parlante del Pacífico colombiano fue un momento, quizás el más importante y creativo, de lo que se denominó más adelante el Movimiento de Comunicación Popular del Pacífico, porque constituyó sus bases conceptuales, operativas y organizativas. Por eso, cuando en este artículo me refiero a GEP distingo  lo que formalmente se denominó Proyecto GEP, uno más de un Plan de desarrollo entre 1987-1992,  de los elementos que éste compartió con otros proyectos gestionados y orientados por la Fundación HablaScribe.

El articulo está divido en los siguientes apartes, orientado por las siguientes preguntas: ¿Cómo se generó el GEP en el Padeicop? ¿Cuáles fueron las principales prácticas introducidas por el proyecto?, ¿Cuál es el contexto en que aparece el GEP? ¿Cómo aparece el discurso de la comunicación Popular en la región? ¿Cómo es la apropiación del mismo por las comunidades?,¿ Puede considerarse el Proyecto GEP como iniciativa de contra-desarrollo? Y al final una discusión sobre algunos elementos que favorecieron o entorpecieron el desarrollo del mismo.

La información que uso está referida a mi propia participación en el proyecto como coordinador zonal en Tumaco durante los años 1998 a 1991,y luego como asesor regional desde Cali y socio  de la Fundación HablaScribe, durante los años 1991-2001. Esta información se ratificado por documentos escritos y entrevistas realizadas al profesor Alvaro Pedrosa, director del proyecto, y Jesús Alberto Valdés, asesor regional de HablaScribe durante la ejecución del proyecto.


1.    ¿Cómo se formula el Proyecto GEP dentro del aparato de CVC-Pladeicop?

El origen del proyecto GEP se confunde con la experiencia vital e investigativa del profesor Alvaro Pedrosa, investigador y profesor de la Universidad del Valle, quien desde finales de los años setenta venía trabajando en diferentes experiencias de alfabetización en localidades del sur del Valle del Cauca y del norte del departamento del Cauca. Durante estas experiencia fueron naciendo, según el profesor Pedrosa[2], algunas de las ideas que ya en los años ochenta dieron configuración al proyecto GEP. Una de estas ideas es que el problema de la alfabetización supera el ámbito de las campañas alfabetizadoras y métodos de los programas escolarizados de alfabetización de adultos y se acerca más a los procesos de comunicación popular o cultural que desarrollan las sociedades en su cotidianidad. Otra de estas ideas fundamentales es que las sociedades no se alfabetizan sino que desarrollan sus propias culturas letradas y que de hecho, según el profesor Pedrosa, los procesos de alfabetización convencional “intentan un desarraigo total de los sujetos con relación a sus propias culturas, para integrarlos culturalmente a un proyecto ideal de modernización”[3]. Es decir, de alguna manera, el esfuerzo alfabetizador convencional no era una estrategia de fortalecimiento cultural sino al contrario. 

“....ahora comenzamos a darnos, que nuestras culturas marginales incipientemente letradas , están activas y dispuestas a enriquecerse literariamente para su propia superviviencia. Estamos a tiempo para darnos cuenta que nos ha hecho falta respaldar estos factores endógenos de las culturas orales, que enriqueciéndose materialmente, puedan asumir la gestión de su propio proceso de añlfabetización, y que en ese proceso de alfabetización de su cultura reflexionan literariamente sus propios aportes a los procesos de modernización” (Pedrosa, 1989:1).

En estas experiencias se realizó la experimentación de técnicas gráficas e impresas orientadas a mejorar la capacidad expresiva de la población iletrada en las comunidades del norte del Cauca, primeramente, y el sur del departamento del Valle, luego. Se experimentó con periódicos murales e impresos en miméografos, con sonovisos, carteles y productos sonoros.

En 1986 se inicia el diseño del proyecto Gente Entintada como tal. Para esto, el profesor Pedrosa y algunos de sus colaboradores, realizan una serie de eventos tratando en lo posible de lograr un diseño y planificación participativos del proyecto. Entre estas actividades se destacan las Jornadas de Integración del Núcleo Regional, en Cali. Entre diciembre de 1986 y 1987 se realiza el Seminario La Cuestión Grafíca y en febrero de 1987 el Seminario Taller de Sensibilización y Microplanificación editorial. Para febrero y marzo de 1987 se realiza una experiencia piloto del proyecto en la zona rural del municipio de Jamundí y en el  distrito de Aguablanca, en la ciudad de Cali. Estas acciones fueron financiadas por Plan Internacional Cali. (Valdés, 1992:1)

En 1987, con el Plan de Desarrollo Integral de la Costa Pacífica (Pladeicop) que fue coordinado por la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca –CVC, y promovido por la Corporación de Desarrollo de Nariño -Corponariño, Corporación para la Reconstrucción del Cauca - CRC, y Corporación para el Desarrollo Chocó -Codechocó, se inicia el proyecto Gente Entintada.

Para este año se diseñan los primeros productos impresos por parte del Núcleo Regional[4] y se realizan algunos talleres de sensibilización gráfica con funcionarios de las instituciones que van a participar en el Pladeicop y se inicia la nucleación a nivel local.

El proyecto se inscribe en el Programa de Servicios Sociales Básicos de Pladeicop, financiado por la UNICEF, en la línea de Educación de Adultos como “Procesos Participativos de Educación de Adultos e Iniciación de Lectorescritores en el Pacífico Colombiano”. Este nombre al final va a ser transformado por las mismas comunidades que lo denominaron “Las Gentes Entintadas” refiriéndose a las tintas que se usaban en los primeros ejercicios de sensibilización gráfica.

Para la ejecución del proyecto, la Universidad del Valle y CVC-Pladeicop pactaron un convenio, el 580, mediante el cual la Fundación HablaScribe asume la responsabilidad de coordinar administrativamente el proyecto; sin embargo, y consiente de los recursos limitados  del Pladeicop y los resultados esperados del proyecto, se consideraba que la gestión del mismo obligaba la participación de las Secretarias de Educación de los departamentos de la región, el Ministerio de Educación Nacional, Entidades y ONGs Internacionales vinculadas la región como el caso de Plan de Padrinos Internacional que tenía sedes en Buenaventura y Tumaco. Así mismo, se consideraba una labor de gestión zonal que permitiera la participación en el mismo de las prefecturas y vicariatos de la Iglesia católica, los colegios y organizaciones comunitarias de las zonas.

Una posible periodización del proyecto es propuesta por el comunicador Social Jesús Alberto Valdés.  Según Valdés, se puede identificar una primera etapa o “etapa previa” a la acción en el Pacífico que va desde 1985 a 1987, seguida de una primera Fase del Núcleo Regional, entre 1987 y 1989, y una última fase caracterizada por la consolidación de la Dirección Ejecutiva del proyecto que va desde 1989 a 1991 y que se caracteriza por un fuerte énfasis en la coordinación de las estrategias del proyecto, la creación de empresas de Comunicación como estrategias de autofinanciamiento del procesos, el diseño del proyecto Red de Editores (que soportará la continuidad de los procesos iniciados con el GEP), y el diseño y publicación del Breviario del Sistema Popular de Comunicación[5], en 1991.

Durante los años que duró su ejecución como proyecto del Pladeicop, éste logró aglutinar instituciones y organizaciones del nivel local, regional y nacional que participaron en diversas actividades, apoyando la gestión de las organizaciones locales como socias directas de la ejecución del proyecto. En Bahía Solano y Nuquí, se contó con el apoyo de Cinde, Promesa y Natura; en Buenaventura con Plan Internacional; en Guapi con la Prefectura Apostólica y el ICBF; en Tumaco con Plan Internacional, IPC y el Convenio CVC-Holanda, y en Barbacoas, con Corponariño.  

En el marco del CVC-Pladeicop, el proyecto coordinó acciones con el conjunto del Programa de Servicios Sociales Básicos, entre ellos el proyecto Mujer, y muy especialmente con el proyecto de Red de Radio Emisoras del Pacifico colombiano, coordinado por la Universidad del Valle, con el que se logró desarrollar acciones conjuntas, como se verá más adelante.

A nivel zonal, se organizaron las Fundaciones de Comunicación Popular: Esteros, en Tumaco; El Chigualo, en Barbacoas; Atarraya , en Guapi; Sensemayá, en Benaventura; La Resaca y La Bahía en Había Solano y Canalete en Istmina. Estas organizaciones fueron integradas por los activistas locales que interesados por el proyecto asumieron la producción vecinal de impresos y audioimpresos para audiencias de su comunidad.

En 1992, CVC-Pladeicop ordenó una evaluación del proyecto que determinó que éste fuera entregado por la fundación HablaScribe a CVC-Pladeicop. La evaluación caracteriza al proyecto como una iniciativa que  promueve únicamente la elaboración de impresos y de productos en audio y considera que los objetivos propuestos formalmente en el documento del proyecto no se han cumplido. Al final, la evaluación dictamina que las acciones de producción de audio las asumiera la Universidad del Valle con el proyecto Red de Radio. Ese mismo año el proyecto Gente Entintada había sido seleccionado por UNICEF como una de las estrategias más innovadoras de alfabetización  comunitaria en Colombia.


2. ¿Cuáles fueron las principales prácticas introducidas por el proyecto?

El proyecto GEP se formula como una estrategia alternativa para la promoción de la cultura letrada en la Costa del Pacífico, a partir de la hipótesis de que los pueblos construyen sus propias formas de escribir a partir de su cultura y siempre que existan condiciones materiales que apuntalen esa construcción. En este sentido, el proyecto intenta posibilitar en la región unas condiciones operativas (colectivos vecinales, núcleos zonales y regionales), tecnológicas (tipografía, laboratorio de audio, etc.) y de capacitación (Talleres, cursos, seminarios  de diseño, de serigrafía, etc.) que permitan a los activistas de las organizaciones comunitarias y culturales  de la región, a través de su participación, iniciar el proceso de alfabetización de su cultura. Veamos más ampliamente esto:
 
La organización propuesta por el del GEP

El proyecto plantea tres niveles de coordinación: el regional, el zonal y el vecinal. En cada nivel se consideran unos Núcleos, que son entendidos como organizaciones informales que aglutinan diversos actores en función de propiciar procesos de comunicación para las audiencias del proyecto.

El nivel regional se coordina mediante el Núcleo Regional, que agrupa a profesores universitarios, ilustradores, activistas culturales y otro intelectuales. Debido a las demandas de formalización que los procedimientos administrativos implican, se determina darle una organización formal al Núcleo Regional y de este proceso aparece la Fundación HablaScribe, ONG que sume la coordinación administrativa del proyecto y la gestión de otros que van a complementar lo que luego se llamó el Sistema Popular de comunicación del Pacífico Colombiano.

El proyecto prevé, inicialmente, la participación de cuatro Núcleos Zonales : Tumaco, Guapi, Buenaventura y Bahía Solano. Estos cumplen labores administrativas y de coordinación de la acción editorial zonal y vecinal. En 1990, los núcleos zonales incrementan su número de  cuatro a ocho gracias a la vinculación de Barbacoas, Istmina, El Valle (Bahía Solano) y La Casa Editorial de Guambía, de la zona andina del Cauca.

Para facilitar sus acciones de gestión de recursos y la formalización de convenios y proyectos zonales, los Núcleos se constituyen como Fundaciones de Comunicación Popular, las cuales ya he nombrado anteriormente.

A nivel vecinal, cada fundación, dependiendo de su capacidad de gestión y su relación con las organizaciones comunitarias activaba y atendía de manera regular la nucleación de pequeños grupos o Núcleos Vecinales

El soporte tecnológico

Los núcleos zonales tenían como soporte tecnológico para la acción editorial y el fomento de la cultura letrada y  apoyar los procesos de iniciación de lectoescritores  las siguientes herramientas:

Taller de multiimpresos y laboratorio de artes gráficas. Consistente en equipo básico de tipografía (tarjetera tipográfica, fuentes y chivaletes)  herramientas de linoleograbado, materiales e insumos para impresión.

Laboratorio de audio. El Laboratorio estaba constituido por instrumentos de registro y edición básica de  sonido, como dekc doble casetera, mezcladora de audio de cuatro canales, grabadoras portátiles, micrófonos y suministros como casetes y pilas.

Multi-arcivo editorial. Este multiarchivo permitía el ordenamiento y sistematización de los materiales impresos que los distintos grupos del núcleo zonal producían en talleres de capacitación (sobre todo) o en actividades propias de algún proyecto editorial específico del grupo o del núcleo. Se distinguen en este archivo, colecciones de hojas sueltas impresas en linóleo y tipografía, rollo o papiros con cuentos, coplas e ilustraciones grabadas en linóleo. Así mismo, series de entrevistas y relatos orales recogidos en talleres por parte de los participantes de las actividades del núcleo.

Centro de documentación. Este era un apoyo para la auto-formación de los editores populares que fueron acercándose y formándose en las actividades de los núcleos zonales. Estaba constituido por manuales y libros sobre comunicación popular, artes gráficas y alfabetización comunitaria.

Laboratorio didáctico. El laboratorio didáctico fue una propuesta de carácter metodológico que buscaba interesar a maestros e investigadores locales en la generación de técnicas y procedimientos didácticos más acordes a las particularidades culturales de los iletrados de la zona con la que se estaba trabajando, de manera que apoyaran la labor de las parejas de estudiantes que realizaban la distribución de materiales impresos y el acompañamiento en los procesos de iniciación de lectoescritores en los vecindarios.

Almacén de suministros  y Productos Editoriales. El almacén  de suministros y productos editoriales estaba administrado desde el núcleo regional (Fundación HablaScribe) y se orientaba a apoyar la producción editorial local. La proyección era que a medida en que los núcleos zonales fueran fortaleciéndose, se abrieran almacenes a nivel zonal  como medio de autogestión empresarial de la actividad del grupo o fundación. Experiencias de este tipo se dieron en Guapi e Istmina.

Administración. Cada núcleo zonal asumía la administración de los recursos a su haber, para esto la el núcleo Regional (Fundación HablaScribe) mantenía una asesoría permanente y dentro del proyecto se financió una persona a nivel zonal que hacía la administración.

Estrategias

Integración de Núcleos Editoriales y consolidación de sus organizaciones. La función de la estrategia era acompañar y orientar la creación de formas organizativas de los editores zonales para que pudieran gestionar sus proyectos editoriales. Se propone que éstas podían ser del tipo fundaciones, asociaciones, corporaciones o empresas asociativas. Se buscaba que tales organizaciones, que partían de grupos de personas que informalmente se acercaban al proyecto en los núcleos zonales, pudieran avanzar hacia otras más complejas en la medida en que la gestión de sus proyectos editoriales lo exigiera; y la estrategia debía aportarle para que se cualificaran de manera que pudieran llegar a formalizar contratos y manejar recursos..

Centros de Servicios editoriales.  Se trata de apoyar la producción editorial de los editores zonales mediante la adecuación y dotación de herramientas y suministros indispensables. Las tecnologías propuestas inicialmente son de carácter intermedio, como ya se mencionó antes, se trataba de equipos básicos para la tipografía, la estampación en serigrafía, la linoelografía, y de procesamiento básico de productos en audio. La estrategia debía apoyar el desarrollo de estas tecnología en la medida en que la producción editorial zonal lo requiriera.

Con esta infraesctructura, los núcleos regional y zonales produjeron amplia gama de materiales impresos y audio que pueden caracterizarse de la siguiente manera:

·         Los prei-mpresos e impresos. Realizados en las imprentas manuales y complementados con ilustraciones del grabado en linóleo se caracterizaron por su alta calidad estética en cuanto al uso del color y contenían siempre imágenes elaboradas por la gente de los núcleos y los discursos impresos eran , en la mayoría de los casos, versificadas, como expresión de una tradición oral que estaba encontrando una nueva materialidad. De estas producciones sobresalen afiches de formato en medio pliego sobre actividades productivas hechos en Buenaventura, hojas sueltas de tamaño carta con mensajes institucionales en Tumaco, tarjetería de fina estampación en Bahía Solano, hojas sueltas impresas y preimpresas para promover la paternidad responsables en Guapi, y un coplero impreso en tipografía e ilustrado con linoleograbados en Barbacoas.

·         Los audios. Las producciones de audio no fueron tan frecuentes como las impresas, quizás se debe esto a la complejidad que representa aún en las comunidades el registro y edición de pequeños formatos en audio. Pese a esto, es posible mostrar una cantidad considerable de entrevistas y programas realizados por las fundaciones como parte de su trabajo, Muchas de estas producciones en audio fueron realizadas fundamentalmente para ser emitidas vía emisoras parlantes (Bahía solano) o emisoras locales como en Buenaventura, Guapi y Barbacoas. De hecho, en esta última, la animación cultural se realizaba como una estrategia de movilización comunitaria orientada no sólo a la participación de procesos de iniciación de lectoescritura sino de planteamiento y reflexión de problemas del desarrollo de las comunidades fluviales afrocolombianas y el registro y luego emisión de las conversaciones comunitarias en las Tardes de Animación Cultural se apoyaban frecuentemente con productos de audio.

Fondos de Fomento Editorial.  La estrategia de fondos editoriales hace arte de las inquietudes alrededor de la sostenibiliad de la actividad editorial en la región. El Pacífico de los años ochenta reclamaba una acción editorial que no podía ser financiada por los suscriptores, el proyecto tenía que acudir a una gestión en todos los niveles que permitiera subsidiar inicialmente la producción de los editores zonales y regionales. Esto, de alguna manera fue posible en muchos casos, desde el nivel regional y zonal. La gestión con instituciones que operaban en la región hizo posible la producción y distribución de materiales que en otras condiciones hubieran sido imposible, como la colección Quinientos Años por Venir, que financió el Ministerio de Educación, principalmente, pero en la participaron la mayoría de las instituciones y organizaciones vinculadas ya al proyecto.  La estrategia  se orientaba a garantizar recursos que facilitaran la labor de editores en la financiación de sus proyectos editoriales, pero además debía prever la financiación de la infraestructura editorial que fuera siendo necesaria en la medida en que la actividad editorial se desarrollara.

Capacitación y formación de personal cualificado en comunicación popular y desarrollo. La estrategia de capacitación y formación tenía como propósito principal la formación de los editores populares de la región. Esta capacitación/formación se concebía como una estrategia desescolarizada, que se mediatizaría a través de talleres y manuales de auto-aprendizaje, guías metodológicas y otros recursos pedagógico como los mismos audio casetes y la red de telefax. La capacitación “incluye experiencias de sensibilización hacia diversos tipos de procesos, productos y tecnologías editoriales: experiencias formativas en áreas específicas de los procesos editoriales (ilustración, redacción, diagramación, etc.,) y experiencias orientadas a definir criterios para la planificación, la administración, la distribución y circulación de impresos en las comunidades” (Pedrosa, 1989 : 2)

La Capacitación estaba prevista en los siguientes niveles:

a. Educación Básica Formal, orientada a la comunicación audio-impresa
b. Educación Vocacional
c. Educación Intermedia profesional
d. Formación Profesional
e. Post-grados.

Investigación Temática y Sistematización de archivos.  La investigación temática se entiende como la garantía  de la producción editorial en el Pacífico colombiano, siempre que es la estrategia que produce el insumo básico de la producción editorial, colecciones de archivos de registros sonoros, manuscritos y gráficos, ordenados y catalogados que configuran la  parte expresiva de los proyectos editoriales. Estos archivos se enriquecen con la experiencia cultural de las comunidades y el aporte de los suscritores.

La estrategia de Investigación Temática se fortaleció con las inquietudes que venían siendo impulsadas en la región desde los trabajadores culturales y folcklorologos  que venían construyendo desde distintos espacios (seminarios, talleres) la recuperación cultural, fundamentalmente entendida como la recolección de piezas de la tradición oral, música y danzas tradicionales.

Fomento y asesoría a la pequeña producción editorial.  La estrategia preveía la asesoría para la actividad editorial zonal y regional  en la identificación, diseño y realización de productos editoriales adecuados para la iniciación de lecto-escritores en los contextos vecinales. Se estimaba esta asesoría como esencial en la el diseño, evaluación y la realización de proyectos editoriales para iniciación de lecto-escritores en su relación con el desarrollo comunitario, en la distribución de impresos y la emisión de audio, en la circulación de estos impresos y la recepción de audio y, finalmente, para la evaluación de los proyectos editoriales ejecutados y en circulación.

Distribución de audio-impresos e iniciación de lectoescritores.   La necesidad de que los productos impresos y de audio llegaran a las audiencias incipientemente letradas de la región recaía en esta estrategia. A raíz de esto, se diseñó el “Plan de Los Colegios  Entintadores”, propuesta que se apoyaba en la labor social que debían realizar los estudiantes de los últimos años del bachillerato (décimo y undécimo) en alfabetización comunitaria. Los estudiantes participantes, organizados en parejas, podían cumplir con su labor social distribuyendo materiales audioimpresos en las familias de los vecindarios del proyecto y atender las dificultades o carencias de lecto-escritura de los suscriptores. Las parejas de estudiantes eran Parejas Distribuidora y Parejas Monitoras; estas últimas coordinaban grupos de parejas distribuidoras por vecindarios. Además de estas, estaban los Colectivos de Estudiantes Editores que participaban de la producción editorial que las fundaciones de comunicación popular realizaban para atender a las familias suscriptoras, y en la organización de documentos o Archivistas, que atendían los pequeños centros de documentación y en caso de Tumaco, la biblioteca. En general, el Plan de Los colegios Entintadores logró una gran cobertura en la distribución de impresos a nivel local y una participación muy amplia por parte de los colegios vinculados. Entre 1989 y 1990, para el caso de Tumaco, estaban participando 214 estudiantes de 3 colegios, que atendían a 350 familias[6]. El plan se llevó a cabo en todas las zonas con similares resultados en termino de participación de estudiantes y familias atendidas.

Otra metodología que aparece en la estrategia de distribución es la Animación Cultural, consistente en jornadas de multieventos en los que se proponía, desde el concepto de alfabetismo cultura, movilizar a las comunidades en eventos en los cuales se combinaba la tradición musical, la oralidad y sus composiciones, y la distribución de materiales impresos y de audio sobre las problemáticas locles. Estas jornadas se realizaron con alguna regularidad en Guapi, con la Tardes Culturales; en Barbacoas con las Jornadas Culturales y en otras zonas con nombre distintos, como La Semana del Entintado, en Tumaco.

Información para la autogestión editorial. Quizás esta es una de las estrategias más complejas que tenía el proyecto, pues se partía de la necesidad de que el editor popular del pacífico tuviera a mano información relevante, verás, oportuna y automática que facilitara su labor. Se preveía que el editor requería información de al menos cuatro campos: la información censal de los hogares y de los planes institucionales que permitían establecer una línea de base, un punto de partida para el diseño de metas y objetivos a largo plazo de la acción editorial; el segundo campo estaban las contabilidades, inventarios, y demás instrumentos informativos que permitían verificar la gestión en términos administrativos y financieros de la actividad, de manera que pudiera avanzarse a organizaciones eficientes y transparentes; un tercer campo, se refería  a la información de los suscriptores y sus familias, es decir los clientes del proceso entintador. Esta campo incluía además, información del contexto geográfico, social, cultural e institucional; y finalmente, la información de los proyectos editoriales que facilitaría su seguimiento y evaluación.

La estrategia diseñó un sistema de información compuesto por fichas para la recolección de datos y un sotware que permitía el análisis de la información. Las fichas eran:  suscriptor, familia entintada, vecindario, proyecto editorial, directorio de entintadores,  eventos (Agenda Experimentada) e  inventario editorial.

Al contrario de las otras estrategias del proyecto, esta presentó serias resistencia de parte de las organizaciones locales, tanto en el diseño de instrumentos (fichas) para hacer la recolección de la información como en el manejo y administración del sistema informativo.

Coordinación institucional. La Coordinación institucional del proyecto la hacía CVC-Pladeicop a través de los Comités Técnicos y Comités Operativos, a nivel nacional y regional. En las zonas se realizaron, en donde fue posible, comités interinstitucionales.


3. El contexto del Pacífico en el que aparece el proyecto GEP.

El Proyecto Gente Entintada y Parlante del Pacífico Colombiano arranca en la región como parte de un plan de desarrollo y su orientación institucional es la de una herramienta que deberá preparar a las comunidades para insertarse en los distintos proyectos que el programa de desarrollo ejecuta. Hay que recordar, además, que el analfabetismo/alfabetismo es un indicador del desarrollo.

Y es que no podía ser de otro modo, siendo que en la década del ochenta arranca en la región el más importante esfuerzo institucional y empresarial por “desarrollarla”. La vida de las comunidades, va a tomar otro ritmo, cada vez va a ser más común hablar de planes, proyectos, programas de desarrollo; los funcionarios de x o y programa van a desplazarse por las pequeñas poblaciones como los nuevos apóstoles de la prosperidad, en misión de hacer de las comunidades marginadas, comunidades modernas y desarrolladas.

Para el sur del Pacífico Colombiano, este movimiento desarrollista empieza con el Plan de Reconstrucción Cauca - Nariño, diseñado y ejecutado por la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca, CVC. El Plan se sustenta como una respuesta a las condiciones deplorables en que la insfraestructura productiva de la subregión había quedado luego del terremoto-maremoto de 1979.  El PRCN es fundamentalmente una estrategia de construcción de infraestructura (escuelas, embarcaderos, adoquinamiento, etc.) sin mucho énfasis en lo social..

El  PRCN va ser remplazado, a mediados de la década por el Plan de Desarrollo Integral de la Costa Pacífica – Pladeicop, que va a tener un fuerte énfasis en lo social a través de su Programa de Servicios Sociales Básicos, que cubría salud, educación, atención al niño, atención a la mujer, alfabetización entre otros.

Durante esta misma década, en las poblaciones más importantes de la región, se desarrollaban movimientos comunitarios que tenían como objetivo lograr reivindicaciones de tipo social para sus comunidades, tal es el caso de Tumaco, en la cual, los años ochenta implicaron un proceso de intensificación del movimiento social por servicios públicos (agua, energía eléctrica, salud y universidad) que arrancó con cartas y memoriales, jornadas de protesta, y paros cívicos que se fueron haciendo más frecuentes hasta 1987, año del Tumacazo, en que la población enardecida  se enfrentó a los militares acantonados en la ciudad, quemó la alcaldía municipal, saqueó los bancos de Colombia,  Popular y Caja Agraria y destruyó el edificio del ICBF.

Aunque no con la misma intensidad, las marchas de protesta y paros cívicos para exigir una respuesta a las necesidades de la región por parte del Estado se habían repetido en Quibdó y Guapi.

Por otro lado, en las comunidades de los ríos San Juan y Atrato, en el Chocó avanzaban procesos interétnicos de reflexión sobre de la propiedad colectiva de los territorios habitados por más de dos siglos por parte de negros e indígenas, y que habían sido convertidos en baldíos por la legislación nacional. En el caso del San Juan se hablaba de un Gran Territorio Negro-Waunaan, por ejemplo.

En lo cultural, la década significó el arranque de un procesos de reconocimiento de la identidad afrocolombiana o negra, liderada por los grupos culturales dedicados a la recuperación de la danza, la música y la tradición oral negra, y que llegaron a gestionar espacios de gran importancia, como lo fueron el Festival del Currulao y Música del Pacífico, en Tumaco y  el Encuentro de Tradición Oral del Pacífico en Buenaventura.

En estos años, así mismo, aparecen las primeras organizaciones de carácter étnico en la región o grupos que reivindicaban la identidad negra como estrategia política de acción (Movimiento Cimarrón, por ejemplo).

Como se ve, el Pacífico colombiano era una región que estaba en una permanente actividad, pugnando contra el Estado colombiano en busca de soluciones para sus problemas sociales.  El proyecto GEP se mueve en este entorno social, cultural, económico y político, aunque mediatizado por su carácter institucional.

Los actores comunitarios que van a participar del proyecto, vienen de estos procesos que están surgiendo en la región, sobre todo de los procesos de recuperación cultural, lo que le va a dar a las producciones del GEP unas características muy especiales, sobre todo en la pertinencia cultural de los productos, sin embargo, no alcanza a percibirse muy claramente la presencia de los otros procesos hasta ahora mencionados.


4. La Comunicación Popular en el Pacifico Sur Colombiano 

Aunque el Proyecto GEP se acabó antes que el Pladeicop (por la evaluación que se ha mencionado antes) el proceso de producción de comunicación popular, recuperación cultural y planeamiento regional y zonal de la comunicación, iniciado con éste proyecto, ha continuado.

El discurso de la Comunicación Popular aparece en la región del Pacífico Colombiano como parte integral de los proyectos GEP y Red de Radios y en el marco institucional e ideológico del Pladeicop. Este último es un proyecto propuesto y coordinado por la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Valle, que se integró al Pladeicop en 1990, y que estaba orientado en sus comienzos a dotar de unas emisoras comunitarias a las comunidades de la región.

El matrimonio de Gente Entintada y Red de Radios va a producirse por varios aspectos, uno de ellos es el origen académico de los profesionales vinculados a su diseño y ejecución: el entorno académico de la Universidad del Valle; por otro lado, la comunicación social o popular o alternativa era la materia sobre la cual cada proyecto intentaba trabajar; además, los actores identificados para desarrollar los proyectos en las zonas eran los mismos: los grupos y organizaciones comunitarias que ya estaban sensibilizados por GEP y que habían avanzado, en algunos casos, a grupos permanentes de trabajo zonal. Este matrimonio hizo entonces que entre los coordinadores de los Núcleos zonales de GEP  y los Comunicadores Profesionales del equipo de Red de Radios impulsaran acciones conjuntas. Como todo matrimonio, éste tuvo sus días felices y sus ratos amargos, pero al final pudieron dar como hijo a la región a un grupo de jóvenes y lideres comunitarios que poco a poco, y en toda la región, fueron asumiendo el discurso de la comunicación popular para denominar su trabajo en las comunidades: fueron los Comunicadores Populares del Pacífico.

Así la Comunicación Popular es concebida como una herramienta para el desarrollo. Este carácter de herramienta la despoja de lo que en los años setenta  fue su principal esencia: el carácter político, la conquista de los medios de comunicación  por el pueblo marginado, la voz para aquellos que no tienen voz.

La situación es interesante porque comparando los contextos en que apareció la Comunicación Popular en América Latina y su eco tardío en el litoral Pacífico, es obvio que las condiciones sociales y políticas no son las mismas y que debía esperarse resultados igualmente distintos . Debe recordarse que la comunicación popular nació en un contexto de limitaciones de las libertades políticas en países como Bolivia, Chile, Argentina y Brasi, que en esas épocas estaban gobernados por militares o gobiernos autoritarios. Allí, entonces, la C.P es una estrategia política, beligerante, que busca, por un  lado construir un discurso de las reivindicaciones sociales de los sectores marginados y por otro, lograr su difusión a través de medios de comunicación a los que el “pueblo” tenga acceso, o sea “populares”.

En el caso del Pacífico, la C.P. se propone desde una instancia oficial, es decir, de arriba hacia abajo, e intenta su apropiación por actores comunitarios vinculados a los proyectos GEP y Red de Radios, entre ellos algunos vinculados a procesos sociales emergentes en la región. Pero “realmente, cuando llega el proyecto Red de Radios y Gente Entintada, y nos hablan de la Comunicación Popular  nosotros nos damos cuenta que estábamos haciendo lo mismo[7]” dice Pedro Tapias, uno de los coordinadores zonales y representante legal de la Fundación el Chigualo, y quizás uno de los pocos en establecer  la relación política de la Comunicación popular  con su propio quehacer comunitario.

En este sentido, el discurso de la C.P que llega a las comunidades del Pacífico se ve mediatizado por las instancias de los proyectos, programas y plan de desarrollo en el que estaba inscrita, y su visión es más desarrollista que política. Esto, entre otros factores pudo generar, entonces, que en la región se popularizará un fenómeno comunicativo que podríamos denominar “comunicación popular” sin pueblo o “comunicación comunitaria” sin sentido de comunidad.

Para comprender esto es necesario revisar cómo las comunidades han respondido a los proyectos de desarrollo llevados a cabo por las instituciones. En la mayoría de casos, las organizaciones y discursos construidos durante la ejecución de un proyecto de desarrollo no sobreviven más allá de la temporalidad institucional del proyecto. En raras ocasiones, la gestión y continuidad de lo propuesto por un proyecto institucional por parte de las comunidades es posible. Los amarres y anclajes comunitarios a estas propuestas desarrollistas son débiles y sin la presencia institucional terminan por agotarse.

Por otro lado, al fenómeno de lo popular sin pueblo o lo comunitario sin comunidad, en el caso de la C.P del Pacífico, se puede sumar el caso de las organizaciones de lideres sin base social que funcionan como estrategias locales para acceder a los recursos institucionales de proyectos o programas de desarrollo y que funcionan  de manera muy parecida al sistema político clientelista, común en la región y el país.. 

Esto ha significado que en el proceso seguido por los proyectos GEP, Red de Radios y Red Editores luego, se evidencie que la fortaleza de las organizaciones de comunicación y de otros actores de la región interesados en la C.P, sólo era posible mediante la financiación de sus acciones por parte de las instituciones o Proyectos Institucionales. Cuando existe un proyecto determinando estas organizaciones aparecen con propuestas; cuando no, su actividad disminuye o simplemente desaparece. Un caso patente es el de las emisoras comunitarias o populares, que pese a la capacitación y el apoyo con algunos recursos de proyectos y programas en la región, no alcanzan a demostrar lazos fuertes con sus comunidades, pues sus programaciones –cuando las hay- no se distinguen ni temática ni políticamente de la radio comercial local y nacional y la presencia de las comunidades en ellas es poco notoria.

Así es posible afirmar que si bien los proyectos GEP y Red de Radios promovieron el discurso de la C.P. en la región,  la base institucional –el desarrollo-, los efectos y representaciones que ésta propuso  –la financiación de los proceso comunitarios – generó una Comunicación Popular o Comunitaria de muy débil amarre o anclaje en los procesos comunitarios, que si bien aportó a fortalecer unos imaginarios gráficos y sonoros como lo hemos mencionado, no logró superar el ámbito puntual del desarrollismo.

De todos modos, siempre hay excepciones aunque sea para confirmar la regla. Así es posible verificar en la región casos en los cuales la Comunicación Popular, concebida como una estrategia para facilitar que se escuche la voz de los excluidos, indicando un compromiso social de los medios con sus audiencias. La Fundación El Chigualo, de Barbacoas, puede ser uno de estos casos.



5. El GEP,  "lo cultural"  y los procesos organizativos

En su audiovisual de presentación, el proyecto GEP definió la cultura del AfroPacífico como una “Cultura del Silencio”, y desde esta representación, el proyecto se asume como una opción para que esta cultura se hiciera escuchar. Desde ese momento, la cultura de la región se considera como la materia prima sobre la cual deben actuar los participantes del proyecto.

Durante los aproximadamente dos siglos que las comunidades negras se mantuvieron en relativa incomunicación con el centro del país, se logró configurar una cultura que aglutinando elementos españoles, indígenas y africanos, permitió la construcción de lo que hoy son las comunidades negras o afrocolombianas. Así mismo, este proceso de “relativa incomunicación” coincide con los años siguientes a la Ley de Libertad de los Esclavos (1851), año que marca la desaparición de los Negros de la historiografía colombiana, hasta finales de siglo XX cuando antropólogos blanco/mestizos e intelectuales negros comienzan a construir un discurso que pugna por la visibilidad de las comunidades negras o afrocolombianas.

Entonces, el “silencio” atribuible a la cultura negra del Pacífico por GEP es también un señalamiento de la invisibilidad histórica a la que había sido sometida. En este sentido, hacer “sonar”, “escuchar” la cultura es también hacerla visible a los otros que no la sienten, que no la escuchan, porque esta “en silencio” incluso para los mismos afrocolombiano en vía de blaqueamiento..

El GEP, entonces, coincide además con el proceso regional de visualización de la cultura negra como tal (seminarios, festivales, talleres) y sustenta sus acciones en un reconocimiento y auto-reconocimiento de la misma, para construir los procesos de literalidad necesarios para su supervivencia.

De hecho, cuando se diseñan las Jornadas Animación Cultural, se entienden estas como metodología de afabetización cultural; es decir, espacios para recuperar y vitalizar la cultura tradicional y aportarle nuevos elementos desde la literalidad. Alfabetizarse culturalmente era un proceso de enculturación, un autoreconiento y autofortalecimiento cultural que era vital antes de cualquier otro proceso alfabetizador.

Entonces la comunicación que se hace es más una comunicación intercultural (entre culturas) o intracultural (al interior de la cultura)  que tenía el propósito de hacer visible, “sonar”, la cultura del Pacífico como parte de sus procesos de alfabetización.

No es arriesgado plantear una presencia del GEP en los orígenes de los actuales  procesos organizativos negros de la región. Algunos de los actores de esos procesos participaron en el proyecto, como activistas o editores populares. Organizaciones como la Fundación Sensemayá  en Buenaventura, y El Chigualo en Barbacoas, representaron un destacado papel en la discusión del AT. 55 y la difusión de la Ley 70 y se vincularon a las organizaciones etnicoterritoriales subregionales o Palenques.  Ahora, lo que no se puede plantear es una relación de causa y efecto,  faltaría mas información para definir si su participación en estos procesos estuvo o no influenciado por la participación en GEP. En el caso de El Chigualo, es posible afirmar que el GEP fue una herramienta usada para la promoción comunitaria porque ahí quienes orientaron el proyecto tenían una experiencia de liderazgo comunitario anterior al proyecto.


6. ¿Que papel juegan los imaginarios de  lo negro" y "el desarrollo" en GEP?


Lo Negro : La identidad gráfico-visual: ”Los negros no somos así”

Como se ha dicho antes, la cultura del afropacífico era centro de interés del GEP; por lo tanto, los problemas de la identidad cultural o étnica eran asuntos que los mismo actores comunitarios fueron expresando, asumiendo y trabajando. Debe recordarse igualmente, que se estaba actuando en un contexto social e histórico en el que las viejas representaciones sociales del negro y lo “negro” estaban empezando a ser criticadas desde la región y el proyecto y sus posibilidades expresivas no fueron ni ciegas ni mudas ante eso. Muchos “papeles entintados e intentados” fueron soporte de la expresión de una nueva valoración del ser negro, sobre todo desde la representación gráfica de éste.

Es importante destacar que el GEP fue uno de los primeros, si no el primer proyecto en introducir en la región imágenes gráficas a partir de una investigación estética de las propias personas negras, que buscaba representarlas desde una visión naturalista, más acorde con su fisonomía y características socioculturales. Hasta ese momento, los grafismos e ilustraciones sobre los negros repetían la herencia de la iconografía humorística que reducía al hombre y a la mujer afrodescendientes a una mancha de tinta negra de la cual sobresalían unos ojos torpes e ingenuos y la apariencia de las personas negras era más parecida a la de un chimpancé que a la de un ser humano.

Un caso muy interesante, era la crítica que desde la región ya se estaba desarrollando alrededor de las cartillas y libros escolares que llegaban a las escuelas. La gente se preguntaba por qué en esas nunca se ilustraban familias o personas negras, o por qué no se hablaba de productos locales sino de la papa o de otros productos y de asuntos lejanos al litoral. Esta crítica ya esbozaba lo que pocos años después se empezó a convertir en el deseo de tener una etnoeducación que fuera pertinente a la cultura de las comunidades negras. En este caso, GEP pudo operar como un “detonador”, un “picalengua”, o “pretexto” para la reflexión que las comunidades empezarían a dar con respecto a la Ley 70 y los temas que en esta se recogió.

Cuando el GEP propone que los materiales de comunicación para la gente del Pacífico deben contener su presencia gráfica u oral; pero que, además, éstos deben ser diseñados y producidos por la misma gente del Pacífico,  el proyecto se convierte en un espacio de construcción y fortalecimiento identitario, que va a estimular un reencuentro con lo negro desde una visión más endógena, más propia.


Lo Negro : La identidad sonora: “yo no sé hablá”.

La expresión oral, como la impresa, constituyó un reto en las comunidades que comenzaron a representarse gráficamente y a escucharse a través de los productos sonoros que ellos mismos hacían. A las resistencias de quienes se sabían ridiculizados por su modo particular de expresarse oralmente, el GEP les abrió un camino de legitimación de la voz propia y el derecho a expresarse libremente.

Los procesos de invisibilización a que han sido llevadas las comunidades negras o afrocolombianas han implicado segregaciones incluso al interior de las mismas comunidades, ya sea porque uno tiene la piel más oscura que otro o no habla como lo proclaman los profesores de español de la región, absurdamente formados para desconocer los acentos propios y tildar de errores las características modulatorias de las voces afrocolombianas. Así, en medio de un ambiente de negación, GEP logró hacer hablar y escuchar a mucha gente negra de la región su propia voz, sorprenderse y reconocerse desde ese otro ámbito de la vida que son los medios. Obviamente, también fue espacio para aquellos que habían aprendido a modular una voz standard de locución radial y que esperaban ser estrellas en la radioscomunitarias que empezaron a aparecer en la región algunos años después.

Recoger el habla popular afrocolombiana era una tarea de GEP correspondiente a la metodología Freiriana que inspiraba todo el sentido pedagógico del proyecto. Sin embargo, el hecho de retomarla en el contexto del Pacífico, de imprimirla y hacerla sonar, como lo hizo, significó un aporte importante al proceso identitario en marcha en la región.

7. El GEP,  y las Representaciones Sociales del Desarrollo y La alfabetización Convencional.

El GEP se realizó en un contexto donde el Desarrollo como discurso y accionar  empezaba a sentar sus andamiajes en la región. Como se ha dicho, el proyecto hacía parte de un Plan de Desarrollo, y tenía una función en el mismo que era facilitar la intercomunicación entre los proyectos y las comunidades. “Se argumentaba –entonces-que los diversos programas de desarrollo impulsados por las instituciones tenían un ritmo de ejecución lento en las comunidades debido a las dificultades alfabéticas de los pobladores (...) Especialmente, se argumentaba que la población carecía de la formación alfabética necesaria para acceder al desarrollo de proyectos económicos” (Valdés, 1992: 2).

La alfabetización adquiría así un valor estratégico para las comunidades; dependía de la capacidad que éstas demostraran para alfabetizarse, lo que podrían ganar en su encuentro con las estrategias y propuestas de desarrollo. Quienes participamos en el proyecto, desde la zonas, esta idea era fundamental. Sólo alfabetizándonos todos, haciendo que nuestra cultura de tradición oral conquistara lo escrito, podríamos garantizar su supervivencia ante los retos que implicaba asumir la oferta desarrollista que estaba iniciándose. Y no era difícil que esto se entendiera de esta forma, de hecho en las comunidades tradicionalmente la letra ha significado tener poder y prestigio. De otra forma, el letrado tiene una preminencia y se consideraba más avanzado, quizás mas civilizado, era el doctorcito, el maestro, el abogado; en cambio, el iletrado y campesino  podía ser denominado como chimpa o montubio, o simplemente ignorante, porque no sabía leer y escribir. Así, el ser letrado implicaba tener cierto poder, los letrados constituían –o constituyen – las elites locales y cumplen las funciones gubernativas en las poblaciones mayores. De hecho, los funcionarios de los proyectos, la nueva representación del profesional exitoso en la región, eran letrados. Entonces, alfabetizarse era sinónimo de “salir adelante”, como se dice aún en las familias tradicionales que conquistan las ciudades o de quienes alcanzan algún nivel de educación formal.; esto es , desarrollarse, o por lo menos, de tener una posibilidad más para ese desarrollo.

Los proyectos comprendían actividades y tecnologías nuevas para la gente de la región; actividades y tecnologías basadas en la letra y en las prácticas matemáticas. La alfabetización se hacia imperativa. Sin embargo, esta alfabetización de la que hablaban las instituciones y los proyectos de desarrollo era la convencional, muy lejana de lo que se proponía GEP y los cuestionamientos de los funcionarios eran: cómo enseña este proyecto? Cuál es su metodología? Dónde están las cartillas?.

Y GEP respondía: uno puede aprender a leer y escribir con cualquier método, pero después de haberlo hecho se necesita seguir practicando lo aprendido; eso no lo garantiza el método sino un contexto culturalmente letrado.

En este caso, GEP falló ante quienes esperaban ver listados de personas alfabetizadas por el proyecto. Eran pocos los informes de iletrados que habían aprendido a escribir y a leer con el proyecto; sin embargo, éramos muchos los que podíamos operar herramientas de reproducción de la escritura y la oralidad. Y cada vez más quienes íbamos introduciendo en nuestro lenguaje común las frases y tecnicismos del desarrollo. El “proyecto”, “el recurso”, “la explotación racional”, “la organización comunitaria”., “el presupuesto”, “la sistematización”. Quizás como apropiación necesaria en el ejercicio de negociación permanente de sentidos entre nuestra cultura local y los retos que implicaba la relación con los agentes locales del desarrollo, pero también como expresión de que nosotros estábamos siendo alfabetizados, no en la letra, sino en el discurso del desarrollo.

Y esta alfabetización en discurso del desarrollo tiene dos filos, por un lado pudo generar una comunicación para la difusión del desarrollo pero por otra una comunicación cuestionadora del mismo. En el caso del GEP  se puede decir que se fortaleció a las comunidades para establecer una comunicación intercultural con las propuestas del desarrollo y con el discurso técnico de sus tecnócratas. Una comunicación que partía del reconocimiento de la cultura de la región y que se orientaba a comunicar la cultura tradicional con la cultura moderno industrial de los planificadores.

Por último, hablar de la alfabetización en el tercer mundo es retomar uno e los indicadores que los desarrollistas de los años sesenta y setenta impusieron como requisitos para que un país del Tercer Mundo fuera subdesarrollado o en vía de desarrollo. Es un dato sociológico al servicio de una estrategia de la modernidad; por esto mismo, su incidencia en los espacios urbanos de los años setenta y ochenta fue tan fuerte. Como ya lo hemos dicho antes, alfabetizarse era tener acceso al desarrollo.

Cuando GEP se presentó a las instituciones que estaban actuando en el Pacífico, en los distintos espacios que lo hacía se encontró con la representación social que de la alfabetización habían construido las campañas nacionales y los proyectos de desarrollo en el país y en la región. Todo el mundo pedía la cartilla, esperaba el método, pensaba en términos de salones de clase y de profesores alfabetizadores.

Y esa representación era igual de fuerte en las comunidades del Pacífico.   Muchas de las dificultades del proyecto, tanto para su coordinación como para su operación tuvieron que ver con la incomodidad de muchos funcionarios, profesores y comunidad en general que no querían correr el riesgo de des-alfaterizarce, de des-profesionalizarse, de des-aprender los modelos pedagógicos e ideológicos que hacían del iletrado un ignorante y del letrado un poderoso.


8. La apropiación del GEP y sus practicas/técnicas por parte de las organizaciones, movimiento social, etc.

Los Entintados, a más de un proyecto, fueron un movimiento cultural muy importante en la región. Durante los pocos años que duró, su influencia se expresó en las maneras de comunicar de las organizaciones e instituciones. El incremento del uso de formatos como la hoja suelta, de técnicas de impresión como el  linoleograbado y la tipografía, la tradición oral como insumo de la producción editorial, entre otros aspectos, reflejan esta incidencia.

Sin embargo, las apropiaciones que hizo la gente del Pacífico del proyecto fueron distintas,  dependieron de las comunidades, sus procesos y en cierta medida de sus promotores. Para ilustrar esto, describamos dos casos: Tumaco y Barbacoas.

En Tumaco, la Fundación Esteros se integró con funcionarios y promotores sociales de Plan Internacional , muy pocos activistas culturales y comunitarios. Los funcionarios y promotores tenían muy poco tiempo para el proyecto y en algunos casos se mostraban reticentes a asumir sus actividades por representar una "carga laboral” más. Por esta razón la fundación tuvo como actores principales a muy pocas personas  y no logra una articulación fuerte con lo grupos comunitarios; sin embargo, entre los años 91 y 92 entra a hacer parte del Palenque Nariño acudiendo al llamado de otras organizaciones locales pero su perfil allí es muy bajo. En este caso, la fundación se visualiza más como una institución que como organización comunitaria, lo que se evidencia en su permanente esfuerzo por gestionar recursos para proyectos de alfabetización comunitaria y contratos con los proyecto e instituciones locales que no incidieron en el acrecentamiento de su base social sino que contribuyeron a la concentración de funciones y beneficios en las tres personas que terminaron liderando la organización. Aquí, el proceso termina pareciéndose mucho a las acciones de alfabetización convencional que GEP pretendía superar. Una razón para esto puede ser la fuerte participación de los funcionarios, maestros y profesionales de distintas disciplinas,  en el proyecto en el contexto de Tumaco frente a una frágil participación comunitaria, que no logró superar la fuerte resistencia de una fuerte representación social de la alfabetización y de los alfabetizados basados en los procesos convencionales.  Esta representación se evidenciaba mucho en las reuniones de trabajo con profesores. Era necesario invertir mucho tiempo y esfuerzo  aclarando que el GEP no era una campaña ni una metodología, que era un nuevo enfoque; sin embargo, en los proyectos de alfabetización que los colegios debían presentar a la secretaria de educación departamental se mencionaba que el colegio estaba llevando a cabo la alfabetización comunitaria con los estudiantes y “la metodología Gente Entintada”.

Por su parte, el caso de Barbacoas es especial, allí la Fundación El Chigualo, integrada por profesores y activistas comunitarios, asumió las acciones de alfabetización como asesoría y acompañamiento de los procesos comunitarios a nivel zonal, lo que le significó una importante base social  ser una de las organizaciones protagonistas del Proceso de Comunidades Negras, que impulsó el desarrollo del AT.55 y la socialización de la Ley 70 de 199. Mediante jornadas de animación cultural, la impresión y distribución animada de papeles entintados, que eran leídos y discutidos en grupos de las comunidades rurales del río Telembí, El Chigualo logró movilizar realmente a las comunidades de su zona alrededor de la ley 70. En este caso, podríamos decir que lo que se pretendía por las instituciones como alfabetización en la letra, se convirtió en una alfabetización de otro tipo, en la cultura, en el territorio y en los derechos.

Así, es posible plantear que allí donde el proyecto GEP se encontró con las comunidades antes que con las instituciones las formas de apropiación fueron distintas, había más referencia a los problemas del trabajo, organizativos, culturales, políticos incluso. Cuando era con las instituciones aparecían los problemas de tiempo y compromiso por parte de los funcionarios y la necesidad de facilitar la difusión de mensajes institucionales en la comunidad. Entonces una acción del GEP debía ser herramienta de difusión desarrollista o de alfabetización convencional, antes que una forma de desarrollo endógeno y expresión de autonomía cultural.

6. Gente Entintada. ¿Contradesarrollo o Proyecto de Etnización del Pacífico Colombiano?

El proyecto GEP en su relación con el Pladeicop representa una paradoja en si mismo: por un lado, es un proyecto que debía ser herramienta para facilitar la realización de los proyectos del plan de desarrollo, facilitando que las comunidades iletradas pasaran rápidamente a un nivel de literalidad adecuado para poder “leer” los contenidos de los proyectos que estaban viéndose rezagados por esta “insuficiencia”. Pero por otro lado, el proyecto se estaba pensado como un proceso a largo plazo que superaba no sólo la institucionalidad del  Plan de Desarrollo sino también sus propósitos puntuales. En este sentido, el GEP nace relativamente amarrado a una institucionalidad que no comparte el su enfoque ni propósitos a largo plazo y el proyecto, desde su enfoque, contradice la infraestructura y la cultura institucional del Plan de Desarrollo, y como se ve en los argumentos de la evaluación que sustentó el retiro de HablaScribe del proyecto el poder institucional obstruye las posibilidades del mismo.


Así las cosas, las dinámicas sugeridas, estimuladas y hasta construidas por el GEP que han superado el Pladeicop se debieron a que este pudo lograr un cierto grado de apropiación por parte de las comunidades, no sólo en su materialidad sino de sus conceptos.  Obviamente, las limitaciones  a que debió someterse en el marco del Plan de Desarrollo no posibilitaron otros desarrollos del mismo.


9. El Modelo Empresarial de la Sostenibilidad para la Comunicación Popular.

Como se ha mostrado, el pleno cumplimiento de los propósitos de GEP implicaba generar un proceso que a largo plazo debía generar las condiciones para el desarrollo literario de las comunidades. Aunque no estaba planteado en los primeros documentos del proyecto, parece haber sido claro que ese proceso debía estar orientado por un Sistema Popular de Comunicación, y para esto las organizaciones comunitarias, las instituciones y las empresas de comunicación debían generar y garantizar su sostenibilidad a partir de la gestión de proyectos y la venta de servicios.

Pronto se vio que si bien se habían podido apropiar algunos de los criterios de trabajo y prácticas introducidas por el GEP, gestionar, sostener y desarrollar un Sistema de Comunicación Popular como el propuesto implicaba una serie de dificultades que quizás en el momento no se sospecharon, ni se atendieron de manera adecuada.

Una de estas dificultades tiene que ver con la organización y visión empresarial que tienen las comunidades negras en la región. Lo que sabemos ahora, después de muchas experiencias frustradas, es que el impulso de una cultura empresarial en la región ha resultado altamente costoso y frustrante. Factores de la cultura tradicional, entre ellos, las lógicas de la tradición oral, dificultan la apropiación del pensamiento administrativo empresarial.

Por esto, los procesos de apropiación de las lógicas empresariales han sido lentas y han tenido que vencer innumerables resistencias por parte de los pobladores. Es posible, incluso, afirmar que muchas de las cooperativas o empresas asociativas que se han originado en los distintos proyectos de desarrollo en la región sólo han podido sobrevivir por la presencia institucional.

Hay mucho que investigar sobre este fenómeno, pero lo que interesa aquí es dejar planteado que en el momento en que GEP se planteó la estrategia empresarial de sostenimiento del proceso que había generado, era más difícil aún que esta diera resultado; no sólo por las condiciones ambientales y culturales en las que se movía el proyecto, sino por el incipiente desarrollo de prácticas empresariales en la zona. De hecho, si existía una visión empresarial negra en las comunidades, apenas estaba produciéndose, y de cualquier manera no se expresó en las iniciativas que propició GEP.

Desde una visión empresarial, los Centros de Producción Editorial, la Emisoras Populares,  y los almacenes de suministros y papelería debían generar los ingresos que junto a los proyectos gestionados por las Fundaciones sostendrían el sistema.

En este caso GEP asume la misma hipótesis que orientó las iniciativas de desarrollo en la región y que tuvieron como objetivo crearles empresas para que las comunidades se desarrollaran económicamente. Y como las otras iniciativas se encontró con las resistencias mencionadas. Se podría afirmar, entonces, que se falló en la propuesta de sostenibilidad empresarial; pero, también se podría, contra argumentar que esa falló correspondía al hecho de que aún se conocía muy poco de las lógicas administrativas y empresariales de los afrocolombianos, aún hoy seguimos sin conocer lo suficiente, y en los años ochenta cualquier experimento estaba destinado a tener que aprender sobre sus propia experiencia.
 

Para terminar...

Algunas preguntas quedan sin resolver. Si todo esto se logró por los proyectos de desarrollo, luego habría que pensar si no hubieran existido éstos ¿qué habría pasado? ¿Se hubiera posibilitado el GEP?, ¿habría aparecido el discurso de la Comunicación Popular en el Pacífico colombiano? ¿habrían Emisoras Comunitarias en la región?... 

Lo razonable es considerar que el GEP hizo unos aportes fundamentales a la actual realidad de la región, estimuló y fortaleció algunos aspectos de nuestra vida, nos alfabetizó en el desarrollo y en la comunicación popular, y esa alfabetización fue positiva cuando desde ahí pudimos cuestionar si lo que se nos proponía desde los planes de desarrollo era conveniente o no para los afrocopacíficos.



Bibliografía consultada:


Pedrosa G. J.A. Alvaro. 1989. Sistema Integrado de Servicios Editoriales y Red de Editores del Occidente colombiano. Proyecto. Fundación HablaScribe, para la promoción de las artes gráficas y la comunicación popular . Cali-colombia.

                                           1994. Desarrollo Sostenible del Alfabetismo y la Literalidad en el Pacífico Colombiano. Alternativas para la supervivencia de la palabra escrita y sonora y la protección, renovación y aprovechamiento de los recursos culturales. Informe final. Universidad del Valle. Departamento de Curriculo. Colciencias . Proyecto CD.094-8B

Rivas Díaz, Jaime. 1990. Delineamientos Operacionales para el autodescubrimiento del Pacífico. Fotocopia.

Valdés, Jesús Alberto. 1992. Proceso de Intervención de los Comunicadores Sociales..... Tesis. Escuela de Coamunicación Universidad del Valle.








[1] Me refiero a Comunicaciones Tercer Milenio, microempresa de comunicación desde la cual ofrecíamos servicios de diseño de productos y estrategias de comunicación. Tercer Milenio era una de las iniciativas empresariales del Sistema Popular de Comunicación agenciado desde la fundación HablaScribe. 
[2] Entrevista realizada en septiembre de 2001.
[3] Pedrosa, 1989 (1)
[4] El Diccionario Ilustrado del Pacífico Colombiano y El juego Alfanumerico, como recursos de apoyo al las acciones de iniciación de lectoescritores. El Papel Entintado, un informativo de la actividad entintadora.  Voces del Litoral, separata del anterior y ABC-Distribución como boletín que reporta las accione de la distribución del Diccionario.

[5] El Breviario del Sistema Popular de Comunicación, es una interesante propuesta de sistematización de las diferentes estrategias, tareas y actividades que los diferentes actores –institucionales, empresariales, culturales, académicos, etc.- participantes del proyecto GEP podían asumir y desarrollar como parte  de la construcción del Sistema Popular de Comunicación. 
[6] Datos reportados en el documento  “Delineamientos operacionales para el autodescubrimiento del Pacífico” por.  Jaime Rivas.  Agosto 1990.
[7] Contándonos el cuento. Video Fundación HablaScribe. 1994.

Comentarios

  1. Apreciado Jaime, muy justa la publicación de este escrito de una experiencia tan significativa y poco documentada, en alguna ocasión hice una ponencia sobre el tema pero creo que todavía hay mucho para contar. Espero nos contactemos y logremos poner sobre la mesa las memorias.

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